EL HOMBRE DE LOS CÍRCULOS AZULES (Fred Vargas) (02/07/2018)
En fin, pues vale, pues
eso. Que la gente está de vacaciones, que éramos muy pocos y que además el
bueno de Pablo Portillo estaba con la barriguita mala y la boca callada, no se
sabe si por la resaca de la eliminación de España del Mundial o porque la
novela negra le pone negro, por lo que sea hubo un buen debate sobre Fred
Vargas y su libro y no salieron demasiado bien parados; claro, que pudo ser el
calor y la proximidad de las vacaciones, pero el caso es que el libro salió
aprobado por cagalástima. Lo definimos como un libro entretenido y retorcido.
¿De dónde sacaste, querida Fred, esos personajes tan extraños y forzados?, Un
millón de casualidades y la mente caótica del asesino hacen coincidir a un
ciego impertinente y guapo de la muerte con una oceanógrafa que se pasa la vida
siguiendo a extraños por la calle y con una vieja musarañas busca novios. Por
supuesto, como en toda novela negra, aparece un policía que, es un auténtico
desastre como investigador, sin ningún método y con una intuición tan excesiva
que nos lleva a preguntarnos: ¿este tío se sabe el guión de la novela?, porque
sus deducciones son tela de absurdas.
Por una vez, en una novela
negra, el policía no es un borracho divorciado, con la casa desordenada y sucia
y la nevera repleta de cervezas, aunque para eso está su ayudante, que cumple
casi todos esos tópicos.
Nuestro debate se centra en
cuál de los personajes es más extravagante y forzado: Mathilde, con su manía de
perseguir a gente extraña, su querida hija Camille, que huye y se aleja porque
quiere a rabiar al comisario y además es correspondida; Charles con su ceguera
impertinente y sus comentarios crueles; la musaraña travesti y su obsesión por
un novio; el profesor experto en Bizancio; el propio Adamsberg entre pasota,
dibujante, maleducado y vidente.
Adamsberg es un mal
policía, lo que pasa es que se sabe el guión, porque ponerse a investigar la
aparición de unos círculos azules pintados en la calle, es como si el comisario
de nuestra ciudad se dedicara a investigar los grafitis que aparecen por las
calles; lo único que nos alegraría es si pilla al tío y lo obliga a limpiar la
fachada pintada, al más puro estilo del juez Calatayud.
Bueno, resumiendo, que un 5
y gracias. Y a leer el libro propuesto por Marta para el 10 de septiembre,
"El mapa y el territorio" de Michel Houellebecq. Buen verano.
Ricardo Ferreiro
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